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BOLETIN No. 48 Noviembre 29 de 2015
2-EDITORIAL Por Víctor Pinilla, XE1VP Hace 30 años, 26 de noviembre de 1985, Cabo Kennedy, Florida. 7:29 p. m. Después del conteo regresivo, inicia la misión STS-61-B, el segundo vuelo espacial del transbordador Atlantis, de la NASA (National Aeronautics and Space Administration, Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de los Estados Unidos). En su interior van tres satélites, incluido el mexicano Morelos II. También, entre la tripulación, se encuentra el especialista de carga Rodolfo Neri Vela, primer astronauta mexicano. El 3 de diciembre, luego de alcanzar una altitud de 447 kilómetros sobre la estratósfera, recorrer cerca de cuatro mil 600 kilómetros y realizar 109 órbitas a la Tierra (una cada 90 minutos), el Atlantis aterrizó en la Base Edwards, en California. La misión fue completada en seis días 21:04'49''. (Tomado del boletín del CONACYT). Junto con el Dr. Neri, en esa misión y en una anterior, se pusieron en órbita los satélites del sistema Morelos y pocos años después el satélite experimental UNAMSAT, en el cual participaron radioaficionados como David Libermann XE1TU y que incorporaron su experiencia al desarrollo tecnológico del país.En esta foto aparecen el Dr. Ricardo Peralta y Fabi, de la Facultad de Ciencias y el Dr. Rodolfo Neri Vela, de la Facultad de Ingeniería, ambos de la UNAM. Ellos fueron entrenados para participar en la misión espacial. Unas semanas antes del despegue, el Dr. Peralta sufrió una fractura en un vuelo de un avión ligero lo que confirmó al Dr. Neri como quien sería el primer astronauta mexicano. Antes de ser astronauta, el Dr. Neri fue uno de los dos especialistas mexicanos reconocidos internacionalmente como expertos en temas de antenas y propagación e impartía cátedra en la Facultad de Ingeniería. Después de la misión se dedicó preponderantemente a la difusión de la ciencia y de sus experiencias, así como a la promoción de la ciencia en la rama aeroespacial. El recuerdo de la misión espacial del Dr. Neri representa para un servidor dos grandes orgullos: el primero corresponde a todos los universitarios que iniciaron este esfuerzo: el Ing. Jiménez Espríu, el Dr. Salvador Landeros, los Dres. Peralta y Neri, David Libermann y muchos compañeros de generación que participaron en el Programa Espacial Universitario de donde surgió UNAMSAT; la gran mayoría de todos ellos egresados de la Facultad de Ingeniería de la UNAM. Gracias a su esfuerzo hoy encontramos la herencia de su trabajo en la gran mayoría de las instituciones de educación superior de México. Y un segundo orgullo, y no menos importante: esta tecnología nace con los desarrollos e innovaciones tecnológicas creadas por radioaficionados. Que no se nos olvide. Hasta aquí el Editorial